Miradas pasajeras

La fotografía documental siempre es una sorpresa, es un momento inesperado de encuentro con personas inesperadas. A través de muchos viajes por el Perú he podido capturar ese momento y he podido resumir en esta serie de miradas pasajeras.

Recuerdo una mañana de sol intenso un primero de febrero cuando estaba descansando de hacer fotos a la fiesta de principales de Muquiyauyo. Había alboroto en la plaza principal y me senté sobre la vereda bajo un toldo que proveía refrescante sombra y entonces casi frente a mí había un pequeño de no más de 3 años imitando los bailes con tanta intensidad que se había despeinado; pero claro, eso no importa para nada a esa edad. Cuando nuestras miradas se encontraron pues no hizo más que sonreír e interpretar su danza con mayor énfasis y alegría. Esa mañana creo que hice buenas fotos pero sobre todo hice un nuevo amigo llamado Jorge.

Momentos como los que uno se encuentra cuando está retratando alguna fiesta o visitando un lugar. Es por eso que hay un poco de mirada etnográfica pero también casual. Debo admitir que uno de los pendientes es justamente capturar en imágenes la vida cotidiana de personas que comúnmente no son retratadas, a quienes el canon de belleza les prohíbe la posteridad del retrato.

En un viaje a las profundidades de Arequipa en un pueblo llamado Chichas donde nació mi madre, estaba mi tía el día de su cumpleaños, estaba feliz de tener visitas y recibir flores así que no pude más que retratarla en su sencillez y gran corazón.

Con momentos así, en visitas familiares o paseos turísticos, se llena esta serie de miradas pasajeras a la que espero seguir sumando más fotos y retratos casuales.